Los rastros de la migración japonesa en Colombia son prácticamente inexistentes. Casi 300 personas llegaron desde el otro lado del mundo a colonizar el país y los civiles colombianos, en su mayoría, no tienen conocimiento de este suceso. Llegaron entre la indiferencia y el rechazo, y ahora con la reducción de su población y sus raíces, se van en el anonimato.

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Son las historias como las de Ryoko, las que permiten revivir el legado de los inmigrantes del país del sol naciente que llegaron a Corinto hace 83 años, en búsqueda del paraíso que les prometieron.